martes, enero 16, 2007

Círculo Vicioso

Siento decirlo de manera tan tajante, pero cada día que pasa siento más asco y aversión por lla vida política de este santo país. Cada día se asemaja más a un circo en el que todos van cumpliendo su papel. Desde los más osados acróbatas hasta los payasos más oportunistas, todos tienen cabida.
Se pueden sacar muchas conclusiones a partir de lo que sucedió (y no sucedió) el pasado día 13 de enero durante la manifestación convocada a consecuencia del último atentado terrorista en manos de una banda de asesinos que todavía tiene la indecencia de decir, entre otras muchisimas cosas:


"ETA reivindica la acción desarrollada mediante una bomba y que causó graves destrozos en el aeropuerto de Barajas, el 30 de diciembre de 2006. Además de manifestar que el objetivo de esta acción no era provocar víctimas, tras realizar tres llamadas para dar a conocer la situación exacta de la bomba, queremos denunciar que en un espacio de una hora larga no se procedió a evacuar el aparcamiento. Así, queremos hacerles llegar nuestro más sentido pésame a los familiares y amigos de Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, fallecidos en el atentado, y al pueblo de Ecuador.
Finalmente, ETA quiere decir que todavía sigue en pie el alto el fuego permanente que comenzó el 24 de marzo a las cero horas."


Este pequeño párrafo es lo más vomitivo e indignante que he leído en mucho tiempo.
Me duele ver que las cosas no avancen, que lejos de equilibrarse, cada día aparecen nuevas fisuras en el camino hacia la paz. Lo único evitable es precisamente lo que no se está haciendo. Consenso y unión entre las fuerzas políticas y gubernamentales de este país.

A continuación dejo un texto que desde mi punto de vista refleja la realidad política y social que vivimos actualmente en torno a un tema tan delicado como este.


Por la paz, divididos

"Miles de personas salieron ayer a la calle (esta vez sin guerra de cifras) en Madrid, Bilbao y otras ciudades. Frente a las manipulaciones, la política cainita, los intereses inconfesables y la manipulación de las víctimas, los ciudadanos sabían dónde y para qué estaban.
Con las víctimas, por la paz, contra el terrorismo.
Ni ambigüedad, ni rendición, ni derrota, ni falta de esperanza, ni ninguna de las acusaciones de algunos.
No hubo consignas políticas. Sólo un grito unánime contra la violencia, por la esperanza y con los muertos, especialmente necesario ahora que la tragedia alcanza a los nuevos españoles.
Faltaron muchos.
La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), el Foro Ermua, el Partido Popular y, en Bilbao, como siempre a la hora de la verdad, quienes sustentan a los terroristas y sólo entienden la paz de los muertos.
Faltaron los responsables públicos -sean del partido que sean- que han estado en tantas manifestaciones contra los terroristas.
Faltaron los obispos y su eterno doble discurso. Con su propia disensión interna entre los de la unidad sagrada de España y los otros. Ellos, siempre quejosos de que los nuevos españoles venidos de fuera se sienten más arropados por otras iglesias y credos, no supieron estar ayer con los colectivos de inmigrantes.
Faltaron esos intelectuales, periodistas y columnistas de presa tan ocupados en desgañitarse en tantas tertulias con espadas melladas en renglones furiosos.
Faltó una cobertura adecuada en radios y televisiones arrumbadas en el fútbol y los rellenos de sábado por la tarde.
Sobró la grotesca manipulación de Telemadrid, televisión de partido, empeñada en convertir la marcha por la paz en protesta contra el PP.

La bomba de ETA ahonda una división histórica y acentuada desde el 11-M. Sus daños son devastadores:
acaba con el proceso de paz impulsado por el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y erosiona su credibilidad;
profundiza una división política sobre la lucha antiterrorista como ya no se recordaba,
y quiebra la unidad con las víctimas por las sospechas partidistas más allá del dolor.
El Partido Popular ha estado en contra del intento de alcanzar la paz desde el día del alto el fuego. A la vigilancia del gobierno y la defensa de las posiciones políticas ha sumado una manipulación grosera e insoportable.
Cada acusación de capitulación del PP ha sido negada por los terroristas con sus demandas.
En medio, el gobierno, acusado por el PP de dar demasiado y por los terroristas y sus secuaces de no plegarse a nada.
Atónitos, muchos ciudadanos. Unos más esperanzados y otros más recelosos desde el anuncio del alto el fuego. Todos, sin dudar en la voluntad de paz y firmes en la defensa de la democracia. Todos, contentos de cada día sin llorar nuevas víctimas.

La realidad es un enorme fracaso.
Otra vez los muertos, las bombas y el fin de la unión contra el terrorismo.
Las palabras del presidente del gobierno poco antes del atentado de Barajas confirmando la mejoría de la situación son ya sólo un sarcasmo. La mayoría espera menos accidentes verbales, menos mensajes confusos y una posición y liderazgo firme.
Con este PP parece imposible el entendimiento. Está demasiado atento a sí mismo, errante desde la pérdida de un poder que creía asegurado. Se atrinchera en una parte de la sociedad y aleja inevitablemente a muchos otros.
No estuvo con los ciudadanos tras una polémica estéril. Hasta algunos de sus medios de cabecera dan cuenta del error ("El PP hubiera hecho un ejercicio de coherencia y responsabilidad acudiendo a la marcha". Editorial de El Mundo).
Algunas asociaciones de víctimas han ido más allá de lo que su condición legitima y demanda. Todos los españoles demócratas estaban con ellas, siempre y sin fisuras. Ahora es necesario separar claramente sus derechos y condición de las posiciones políticas de quienes las representan.


Pero la esperanza no se pierde.
Los ciudadanos mantienen su demanda: paz y libertad.
El gobierno, el actual y todos, sigue obligado a acabar con el terrorismo.
La decisión democrática es la única que definirá el futuro del País Vasco.
Los ciudadanos siempre apoyarán a las víctimas de ETA, sin distingos de origen, ideología y credo.
La división entre los partidos nacionales no debe ocultar la actitud de un PNV que no puede ni debe estar fuera de un pacto antiterrorista.
La mínima fisura en las posiciones de los sicarios del terror tiene que ser aprovechada con inteligencia para extirpar el tumor, aunque sea poco a poco.

Los ciudadanos han cumplido de nuevo. Muchos políticos, no. Algunos, como el lendakari Ibarretxe o la vicepresidenta Fernández de la Vega han comenzado a reconocerlo.
Los muertos no tienen más salvación que su recuerdo. La política y la paz, sí. A trabajar y a recomponer las posiciones: unidas contra ETA.
Los ciudadanos volvieron a hablar ayer".

Texto escrito por Juan Varela desde su blog Periodistas 21




Por mi parte, chapeau por sus reflexiones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De acuerdo con la opinión, desacuerdo con el comunicado de ETA. Sería deseable la unidad de todas las fuerzas políticas, pero quizá habremos de conformarnos con la unión de todos los demócratas, no somos todos, pero somos mayoría. Los que se escluyen por la derecha (extrema derecha) o por, me niego a llamarlo izquierda pues es sólo barbarie, serán juzgados por la historia y si es posible antes, juzgados por las urnas. Democracia pese a quien pese.

Chus dijo...

Y que nos sea leve, pues continúa caldeado el ambiente.
Pero tú lo has dicho. Somos mayoría, pese a quien pese.

Un Abrazo Paco.