viernes, septiembre 29, 2006

Sobre blog, james

Ya sé que hay un montón de blogs que se dedican a la crítica, ya sea despiadada o benévola del séptimo arte.
Yo hace bastante tiempo que le sigo los pasos a Borja Hermoso, no sé si por su delicioso desparpajo o porque tampoco tengo demasiadas referencias para comparar las críticas de unos con las de otros.
Hace mucho, muchísimo tiempo solía escuchar aquel programa radiofónico donde Carlos Pumares con su característico genio, ofrecía un espectáculo sonoro digno de mencionar. A veces me resultaba despiadado, terriblemente intransigente y algo déspota. Sin embargo su sapiencia era indiscutible. Parecía ser un ente nacido de un fotograma. Nunca interpreté su adoración por los grandes clásicos como un defecto. Hay quienes critican la subjetividad de quienes se dedican a este tipo de menesteres, pero a mí me gustan así. Me gusta saber lo que se cuece no sólo en sus cabezas, sino también en sus corazoncitos.
Por eso me gusta tanto Borja Hermoso.

Voy a desplegar su último artículo, aunque sólo sea por imaginarme a Alejandra con los ojos como platos. (sé que la va a gustar)


Mi San Sebastian, mis amigos y Lars Von Trier

Borja Hermoso.

29 de septiembre.- Son las 02.00 de la madrugada y no os puedo contar con pocas palabras lo que se sentía hace un ratito, paseando por las calles de San Sebastián, en la noche algodonosa de un 28 de septiembre -el mes mágico de esta ciudad imposible- con 17 grados de temperatura, después de haber compartido un chuletón de órdago, un inmenso vino y dos excelsos gin-tonics con gente que adoras, y después de una conversación como Dios manda y de haber visto la última y locuela película de un marciano disfrazado de terrícola llamado Lars Von Trier.

Y a los que sentís envidia de la mala, que los hay, pues que os den. Y a los que sentís envidia de la buena, que sois muchos, os mando, como siempre hago desde la intimidad, besos muy especiales. Esta es mi ciudad y me encantaría teneros aqui. Os quiero. Tenéis que venir los que no habéis estado, y tenéis que volver los que ya la conocéis.

Lars Von Trier, a quien hoy, viernes, tendremos en San Sebastián a través de una videoconferencia, toma ya, nos cuenta en su pelicula 'El jefe de todo esto' las jaranas, los prejuicios, los polvazos, las envidias, los embelesos y los descoyuntes de todo colectivo humano en general, y de toda empresa en particular.

No os voy a contar la trama de la cosa, que luego me inflan a tortas por no poner spoilers y bobadas asi. Pero si os digo que al inventor del dogma le ha dado por hacer risas y que, a pesar de que a la historieta le cuesta arrancar, o me cuesta arrancar a mi, que todo puede ser, la peli merece la pena de verdad porque se rie hasta del apuntador, aunque tambien hace pupita.

Soy feliz si os hago felices, aunque sea de mentirijillas, con mis gilipollerías variadas, durante unos escasos, prescindibles, intensos segundos.

Un gran beso. Muxu haundi bat."

"Even in The Quietest Moments"





Recuerdo aquella manera de descomponerme. Un sonido capaz de alisar tanta rugosidad.
La estrechez se abría y me rompía. Observar el cosmos desde allí, se convertía en un momento imperecedero.
Esa ingenua sensación de huída...

Aquellas sí que fueron épocas de gestos y de muecas. Lloros y pérdidas. Insensateces. Crucigramas invertidos. Sopas bobas.

____________________


Cuando todo parecía estar reconciliándose, algo duele inexorable. Es como si el alma aquejara inexperiencia. Revolotea una manada de filamentos que van más allá del entendimiento concreto, de la conciencia superflua, o de la lógica de un sentimiento.
¿Será que a veces todo se traspapela?
Será que todo se trasunta a modo de subtítulo viejo; será que los paralelos vuelven a chocar, que se difuminan dibujando un rastro complejo. Será que todo se simplifica y multiplica al mismo tiempo cuando un viento antiguo resopla sin dirección.

Rodeos
Indigencias
Nunca indiferencias

Desmesura, me digo.
Desata(te) ese revestimiento infalible y capacitado en evidenciar tu opacidad, ese enjaulado pasadizo que ya no tolera cada linea fronteriza.
Disuelve(te) en ese desproporcionado desconocimiento sabido de los tránsitos, en esa comparsa de voces indivisibles que actua como una envergadura que prolifera en el agua como un concepto cambiante.
Escucha ese rugir, ese auge en tus manos de polvo, esa complaciente fragilidad de grano de arena, esa desdoblada fase de imperfección que te reduce a miseria.

Sabor agridulce de lineas.
Lucha que sobrevive en este entretejer y descuartizar sabores y olores.

Esa lucha fue,
la que así me impregnó
de tantos sueños
imaginarios.
Ese oasis,
repleto ahora
de decepciones.


miércoles, septiembre 27, 2006

"Al volver la esquina"


No sé a qué o a quién debo atribuir esta rara reincidencia por encontrarme de nuevo envuelta en ese estado sumergido, prófugo, intangible o flatulento de la conciencia capaz de reducirte a polvo, a poco, o a casi nada.
Creo que los sueños son una mitad de nosotros. La más pulcra, la más sincera y puede que la menos pretendida.
Surgen del pomo de una puerta, de la fisura de una pared, del crujido de una tabla desencajada, del doblez de una emoción en celo, del reverso de cualquier decorado. A veces parece que mienten, pero no..
Ellos hablan, muchas veces, de lo que nunca nos atrevemos a decir.

Aunque nada tengan que ver unos sueños con otros, encontré por esos causales de la vida un texto que creo que da inicio a la novela inédita de Carmen Laforet.
Carmen Laforet, escritora barcelonesa y ganadora del premio nadal gracias a su novela titulada ''Nada'', murió en febrero de este año. Una mujer que se retiró de sus quehaceres literarios algunas décadas antes de morir. Hay quienes lo achacan al temible alzheimer. Fue entonces cuando recordé a Iris Murdoch, una excelente escritora irlandesa que terminó sus días sin concebir lo que era un libro, un cuaderno, una pluma o un garabato.
"Al volver la esquina" de Carmen Laforet, fue escrita en los años setenta, y es una historia de 'reencuentros y vidas cruzadas'. Me dejó muy buen sabor de boca cuando lo leí, y aunque parezca largo, me entró muy facilmente por los ojos.

Comienza así:

"El sueño se me está escapando como el humo de una hoguera. (Humo de hogueras. San Juan, las vacaciones de la infancia. Saltos sobre el fuego). En el sueño estoy en mi casa: puertas blancas, cortinas blancas del techo al suelo, pasillos empapelados con papeles de rosas rojas o rosas azules sobre fondo gris.

Aquel ambiente único en el mundo, el de mi casa, aquel crujido de la madera de los pasillos, aquella alegría. No quiero despertar del todo. No quiero olvidarme. Recuerdo al caballero de raza negra que salió para abrirme la puerta vestido de etiqueta con chistera en la cabeza y con banda y condecoraciones. Yo lo reconocí inmediatamente en el sueño y ahora no lo reconozco. Él me llevó a través de la niebla del pasillo y las luces encendidas hasta la luz del sol poniente en el comedor. Yo sabía que me esperaban. Me esperaban todos. Todos alborotamos alrededor de la mesa ovalada del comedor con ese señor de color, tan importante, presidiendo, y nos hemos reído. Reconozco las risas pero ¿de quién? En el sueño he vuelto a sentir la ligereza de las bromas, las claves de nuestro lenguaje familiar. Y sobre todo esa insoportable ternura que amenaza hacer estallar el corazón a la vista de los muebles sólidos, ni feos ni hermosos, pero vividos, usados, nuestros. Si he soñado ha sido sobre algo que existe, que permanece, que podré encontrar aquí o donde sea cuando despierte. El tresillo de cuero donde nuestras botas dejaron arañazos, el ladrido de los perros, la radiogramola en el cuarto de estar, los tres lavabos excavados en una vieja pieza de mármol en el cuarto de baño, y sobre todo, las cortinas blancas, el mirador de cristales, el Retiro frente a los balcones, el olor primaveral de tierra mojada mezclada a la de la madera encerada del viejo entarimado.

Estoy despierto ahora. ¡Ya no recordaré nada más! No tengo deseos de abrir los ojos. Me duelen al apretarlos. Supongo que estoy en Toledo con la luz de la Fonda Vieja de Toledo rodeándome. Pero no acabo de creer que estoy allí, me siento en mi casa. Hasta sigo percibiendo los olores del parque... Tanto rodar por el mundo para soñar después este regreso. Pero ¿qué mundo he recorrido? Un mundo estrecho: pensiones, casas de huéspedes de Madrid. Despertares de noche en invierno. Cuántas veces me ha sucedido, al timbre del despertador, levantarme en la oscuridad intentando salir de la cama por el lugar donde está adosada a la pared; o buscar la puerta en la sombra del armario, o confundir el agua de un espejo con la ventana... Tuve muchas veces que esperar, la cabeza entre las manos, a que el bulto de los muebles se parase en su lugar exacto mientras yo, Martín Soto, trataba de recordar por qué escaleras había arrastrado mi maleta en la tarde anterior, buscando el alojamiento nuevo y más barato, y en qué calle, en qué lugar de la ciudad encontrado mi nueva madriguera. Tengo que abrir los ojos y ver la nueva madriguera a donde he llegado hoy. No me fío de mis sensaciones. Me han engañado muchas veces. Por ejemplo, ahora me siento rígido, los ojos no los puedo abrir.

Por un instante tengo miedo. Se me ocurre que a lo mejor voy a despertar en una caja de muerto; que algo extraño ha ocurrido conmigo: estoy vestido. Noto el cinturón, la incomodidad de la chaqueta... Mis pies están helados y tengo la sensación de que no me puedo mover.

El hielo se deshace, me late el corazón cuando oigo la algarabía de los pájaros en el Retiro y unas voces en la calle, cinco pisos más abajo. Es muy temprano. Muy cerca oigo a una bandada de pájaros. Sobre el rumor apagado de la ciudad, sus llamadas primaverales, esa nota sensual, ese despertar de la vida en una serie de trinos hacen correr mi sangre por las venas. Huelo la tierra de enfrente, mojada y chupada por el sol. Oigo el motor de un camión, su paso por la Avenida de Menéndez Pelayo, la familiar vibración de los cristales en el mirador. La vida empieza lentamente en mi calle, en mi casa, en este piso grande y un poco destartalado del que conozco todos los ruidos y donde he visto con emoción hasta los deterioros del tiempo: esas manchas del techo, el trozo desprendido de las molduras del techo en el cuarto de estar... La emoción de algo muy real.

Además, me muevo, estoy muy vivo. Palpo mis ropas. Estoy tumbado boca arriba en una cama y completamente vestido. Los pies enfundados solamente en los calcetines. Tengo frío en los pies. Oigo a los pájaros, oigo una campana pequeña, la del convento de monjas llamando a misa, oigo la manguera del riego de la calle, el rebuzno que lanza el borriquillo del carro de la basura y el rodar de ese carro sobre el asfalto. Todo eso lo oigo.

Sólo falta un esfuerzo: lo hago, abro los ojos y veo las cortinas blancas del techo al suelo que cubren los cristales del mirador redondo de la esquina. He soñado esta misma casa donde estoy acostado en el diván forrado de cretona floreada, a un extremo del cuarto de estar frente al mirador. La habitación amplia y larga me recibe envuelta en la luz de un amanecer que me parece una maravilla. Las otras cortinas blancas, las del balcón, están descorridas, el balcón entreabierto deja pasar el fresco de la mañana de abril, el olor del parque de enfrente, y dando la espalda a ese balcón veo el tresillo de cuero. Recuerdos de toda una vida, de toda una infancia, de un calor, de una dicha perdida permanecen en este cuarto. La radiogramola también, las estanterías con álbumes de discos y revistas extranjeras, los pequeños grabados sin valor que adornan las paredes, el espejo grande sobre la consola, al otro extremo de la habitación. Y en el techo una mancha de humedad. Y en el rincón preciso la moldura de yeso que está rota.

No sé ya si es emocionante. No sé nada más que una cosa cierta: he vivido una vida entera en esta casa de Madrid, en este piso, y he regresado a esta dicha perdida después de un largo abandono y eso ha ocurrido en sueños. Me levanto. Mis pies notan el suelo encerado a través de unos calcetines viejos y hasta con agujeros. Tengo que comprar ropa interior –me digo–. Es una de las cosas que pienso todas las mañanas durante esta última temporada y se me olvida luego hacer esa compra. Y luego vuelvo al ensueño: me repito que he soñado toda una vida en esta casa. Yo nunca viví una infancia frente al Retiro en este piso. La esquina mojada de la calleja al volver la cual me hace desaparecer el señor Luis en su diario, está muy lejos de mi mente."

lunes, septiembre 25, 2006

Sueño

Paul Bowles
El cielo protector (fragmento)


"Creo que los dos tenemos miedo de lo mismo. Y por una misma razón. Nunca hemos conseguido, ninguno de los dos, entrar en la vida. Estamos colgando del lado de afuera, por mucho que hagamos, convencidos de que nos vamos a caer en el próximo tumbo.
(...)
Estaba en algún lugar; para regresar de la nada había atravesado vastas regiones. En el centro de su conciencia había la certidumbre de una infinita tristeza, pero esa tristeza lo reconfortaba porque era lo único que le resultaba familiar."






Resurgió como una ceniza blanca en medio del olvido. Su rostro me parecía el mismo. Las secuelas del infortunio permanecían intactas, dolorosas, sujetas entre comisuras y extensiones de piel pobladas de exclavitud. Pero su mirada aquí era blanda, dejó de sentir la presión de esa telaraña que lo mantenía atrapado entre su vida y la vida, entre su mundo y el mundo. En alguna parte leí hace poco, que los sueños, sueños son, a lo que yo increpé; no, los sueños, por algo son. Si me lee disléxico, le doy cancha para que se ría de mis pobres teorías. Ayer tuve un sueño que me devolvió lo que nunca tuve.

8-10-2003
Parece que todo vuelve a estar como antes.
Hoy volví a escuchar la canción.
Todo lo demás lo llevo escuchando hace días.
El ritmo irrefrenable de aquellos días, la mímica que empleábamos, lo inenarrable de aquellos amaneceres, los pensamientos caóticos.

Y ahora todo regresa..

Es esa dicha irreparable..
con el mismo pelaje de entonces,
con ese sigilo que engulle,
o con ese trasfondo que araña./

Aún resuenan aquellos murmullos en el espejo..
Aquellas luces destrozando nuestra penumbra,
Aquel desmedido sabor a evocación,
o aquellos tumultos tiritados por el cuerpo.

Hoy te ocultaré la cadencia de mis ojos,
como también esa brisa irrespirable que emana de mi nostalgia.
Y aún así el universo entero seguirá estallando bajo mis pies,
tras esa leve oscilación que se dibuja en el aire..
cuando tu mundo acaba por deshilacharme en cada uno de tus gestos,
en cada una de tus miradas..
..en todo tu miserable silencio.

Todo aquel abismo..que aún sigue siendo.

domingo, septiembre 24, 2006

???

¿Qué ha pasado aquí?

¡Qué desastre!

A lo mejor es buen momento este, para probar la versión Beta.

Pero hoy, no, por dios, que hoy me declaro incapacitada para casi todo.

miércoles, septiembre 20, 2006

The Wall

Absolutamente imperdonable no haber visto la película.
Podrá pasar el tiempo, podrán aparecer nuevas estéticas, nuevas tendencias, diversos estilos de creación a la hora de pretender expresar una idea. Pero qué curiosa es la vida, esa monstruosa máquina del tiempo, que cuando uno trata de entender, o interpretar desde una perspectiva a vista de pájaro, a veces me parece que gira en torno al mismo argumento.





Argumento de la película.
"La historia de El Muro es contada simplemente con la música de Pink Floyd, imágenes y sencillos efectos. No hay un progresivo diálogo en narrativa. Nuestra historia es sobre Pink, una estrella del Rock and Roll, que se ha cerrado en la habitación de un hotel en algún lugar de Los Ángeles. Demasiadas actuaciones, demasiadas drogas, demasiados aplausos: un caso acabado. En la televisión, toda película de guerra merodea la pantalla. Nosotros mostramos en el tiempo, la realidad y la pesadilla como nosotros imaginamos las dolorosas memorias de Pink, cada “ladrillo” del muro que él iba construyendo sobre sus sentimientos. Lentamente se aleja del mundo real y se adentra en la cruel demagogia de su imaginaria pesadilla, por lo que deja todo desatendiendo a su audiencia, con la culminación de todo el odio sobre su propio mundo y el mundo que le rodea. Sus propios juicios internos, como testigos de su vida pasada, y todas las personas que han contribuido a formar el muro, se vuelven en contra de él" –Alan Parker. (director de la película)







La idea de ''The Wall'', nace a partir de un momento anecdótico en una gira que Pink Floyd estaba llevando a cabo en Montreal:

"El comportamiento agresivo de un fan de primera fila condujo a Waters a escupirle en la cara. Inmediatamente disgustado consigo mismo y con lo que llegaban a ser algunos macro-conciertos, Waters comenzó a fantasear con la idea de construir un muro entre el escenario y la audiencia, lo que llevó posteriormente a la concepción del álbum. Hay que comprender que Pink Floyd siempre abordaba sus espectáculos para que lo principal fuera lo visual y lo sonoro, dejando normalmente al grupo en un segundo plano en la penumbra del escenario. Así, sobre todo Waters, sentía rechazo a la alienación que percibía entre los fans con los grandes grupos y superestrellas del rock, (de hecho en su carrera posterior en solitario solía rehuir los grandes espacios) y esta semilla está en la concepción de The Wall y forma parte expresa de la historia en los temas "In The Flesh" y "Young Lust". A esta idea se le añadieron otros "ladrillos", como la guerra, la sobreprotección materna, el fracaso sentimental, la violencia policial, la educación infantil, o la locura (Syd Barrett fundador del grupo desapareció por ella), llegando a construir el esqueleto conceptual del muro (The Wall). Así, el concepto y la mayoría de temas del álbum son obra de Roger Waters."

Información extraída de wikipedia.

sábado, septiembre 16, 2006

Derechos de autor

Todo texto que circule por la red, está expuesto al manoseo, al plagio y a la contaminación. Es como si el autor lanzara desde la ventanilla de un avión y sin paracaídas, un trozo de alma envuelto en un papel. El suicidio es una parte del trato. Toda aventura que se precie de serlo, necesariamente se convierte en un riesgo.

Ayer quise dejar en ''Latencia nómada'' un texto sobre los espejos, pero algo me retuvo.
Lo contaré esta noche, o mañana.
Sólo que no quiero que se me vaya la idea.

Por lo tanto, continuará...

Después de pensarlo mucho, no tengo muy claro por dónde quiero agarrar el tema.
Comenzaré diciendo que soy bastante propensa a leer literatura en la red. Pero no de una manera masiva o extensa, me explico:
Me inclino más por las historias cortas, los poemas y la prosa poética fragmentada. Tengo una larga lista de textos recopilados a lo largo del tiempo. A través de ellos, o bien intento expresar lo que por mí misma no puedo, o simplemente dejo que me toquen con su sensibilidad cuando inevitablemente se aproximan a mí como un juego de seducción que yo, más tarde, pretendo lanzar de nuevo al exterior con una cierta sensación de hallazgo que me encanta compartir.
De más está decir, que delante o detrás de cada texto, siempre, pero siempre siempre y por convicción propia, he resaltado el entrecomillado necesario, y he nombrado en voz alta el correspondiente autor del mismo.

Dicho esto, recontinúo.
La otra noche busqué un texto que un día encontré por la red y que me pareció perfecto para adjuntarlo en su momento, como una enmarcación figurada, a una imagen de mi autoría que un día coloqué en un foro de fotografía. Lo encontré pero a la vez recordé que no lo expuse íntegro, con lo cual, intenté dar de nuevo con la página original del autor.
Y una vez dentro, me entretuve leyendo muchas otras cosas, pero al llegar al final de una de las páginas, me encuentro con este mensaje envuelto en un extraño paréntesis que dice:

(Prohibida la reproducción total o parcial de estos textos sin permiso por escrito del autor)

Me quedé planchada. Pero no sólo eso, también me quedé inmóvil y con una indecisión espantosa, por no hablar de un ligero sentimiento de culpabilidad por recordar de repente que un día publiqué un texto suyo sin pedirle autorización.

Esto no es una crítica hacia Juan Planas Bennásar sino todo lo contrario.

Creo que era una noche de insomnio, por eso pensé que no contaba con la fluidez de ideas o las palabras adecuadas para formular semejante petición. Aún así, pinché donde decía en su página..''escríbeme'' y yo, como soy muy obediente, comencé diciéndole/lo:

-Nunca he hecho una petición de este tipo, por lo tanto espero que me disculpe quien al otro lado de la pantalla esté leyendo este correo.
Hace algún tiempo encontré un texto precioso de Juan Planas Bennásar, titulado 'En el Espejo''.
Confieso, para qué negarlo, que lo transcribí en un foro con el debido entrecomillado y nombrando al autor del mismo.
Hoy volví a buscar ese texto que afortunadamente encontré de nuevo, pero reparé en algo que estaba escrito al final de la página y de lo que, anteriormente ni me había percatado.
Por lo tanto, como el deseo del autor es autorizar su publicación, espero que se me responda a la mayor brevedad posible de manera afirmativa.
El blog donde pretendo colocarlo es un espacio realmente exqusito de una amiga mía. Los espejos son para ella, no sólo un soporte para la inspiración, sino un misterio que le lleva a adentrarse hacia su yo más profundo. No quiero alargarme más.
En verdad digo que el texto ''En el Espejo'' desearía poderlo transcribir en su página.

Muchísimas gracias por atenderme, y enhorabuena por la calidad de los escritos encontrados de Juan Planas Bennásar.

Un saludo.-


La sensible disminución del tamaño de la letra, no es casual.
¿Me puedo reír?
Un día dije que soy de esas personas que van de puntillas por la vida, unas veces por respeto y otras veces por miedo, y que para dar un pasito, mi pie derecho le pide permiso a mi pie izquierdo.

Pero no quiero desviarme del tema.
Obtuve respuesta afirmativa de Juan Planas Bennásar y estoy muy agradecida por ello.

Todo esto me hizo pensar mucho sobre los derechos de autor, sobre el copyright famoso, sobre mis derechos como consumidora de artículos que levitan en esta senda selvática llamada internet, y en muchas otras cosas relacionadas con la moral de cada individuo.

Hay muchísima información en la red acerca de este tema tan resbaladizo y espinoso, ya que, al tratarse de un soporte digital y de tan fácil acceso, no hay manera humana de controlar el fín que cada individuo esté dispuesto a darle a todo el material encontrado. Porque aunque existan leyes que amparen a los derechos del autor, de poco o de nada sirven en un mundillo que aunque parezca caber en una mano, se pinta inabarcable y se expande hacia el infinito.



viernes, septiembre 15, 2006

Manuel Vicent

-Sin palabras.


"No lo toques más, Sam, que así es la rosa.
En la cima de la pirámide de basura que se acumula a lo largo del día está el negro de la película de Casablanca interpretando al piano este verso de Juan Ramón. La pirámide tiene por base los excrementos de perro que salpican las aceras de la ciudad, pero su vértice termina en el cielo a los pies de una divinidad incontaminada. Un pequeño paraíso, un pequeño infierno se va superponiendo a cada hora hasta construir un día entero que empieza con las opiniones terribles vertidas a bocajarro por la radio al amanecer en medio del perfume delicioso a café y tostada. A partir de ese momento la escalada se inicia con una bifurcación. La filosofía moderna consiste en elegir entre dos caminos distintos en esta ascensión a la pirámide para alcanzar de noche la gloria del sueño. Se puede seguir la llamada ruta de las calamidades o la famosa ruta del aroma a café en el desayuno. La primera te lleva a creer, después de oir la radio y leer el periódico, que el mundo es una miseria equivalente a los excrementos de perro en las aceras, incluída la política y la cultura; la segunda te obliga a cerrar los ojos y a imaginar que ese humo perfumado del primer café es la columna más sólida en que se apoya la existencia. A medida que el sol se desarrolla en el firmamento, aquí abajo el jefe te escupe en el pescuezo, bombardean cualquier Mesopotamia y a tí te aplastan en el metro, los pederastas entierran a sus niños en el sótano y tú no despiertas el más mínimo interés de nadie. En medio de tantas hormigas con pistola y talonario sólo eres un tipo oscuro, aburrido, alimentado con imágenes de violencia y lujo inalcanzable. En cambio, aún persiste el perfume del café en tus labios. Mientras la basura diaria se superpone, la profundidad del humo te lleva a un fragmento de Mozart, a una copa de Oporto, a un paseo de otoño, a una página escogida, a una mirada sostenida en el bar que sirve de refugio en la escalada. En la cima de la pirámide está el negro del piano.
No lo toques más, Sam, que así es la rosa."


-Sólo diré,...sublime, Manuel Vicent.


Muy escuétamente

Las imágenes creadas a partir del siguiente fragmento, que afloren de la mente de cada individuo.

H. G. Wells.

"Tal vez aprender a manejar la máquina del atrevimiento, para viajar instantáneamente a los límites de la vida inmediata, para fundar de vez en cuando un breve paraíso sin porvenir ni pasado, sin el doble chantaje de la nostalgia y del miedo."


(al son del desconocido don de retroceder)

lunes, septiembre 11, 2006

Fam de Foc



Lejos de huir,
me contagié del júbilo,
de las risas que se escaparon sólas,
del estruendo candente de cada fragmento,
de las trizas
de la locura de fundirme en su poder,
de propagarme en todas sus direcciones.
Y después de todo eso
milagrósamente,
conseguir permanecer
ilesa.





























Te regalé en una simple cuartilla un poco de mí.
Una especie de monólogo que no esperará nada a cambio.
Tómalo como un guiño, una muestra de cariño o una sonrisa
de cuentista sin oficio.
Será como un pretexto para reaparecer,
perfectamente delineada,
sobre el mirador altivo que en aquellos tiempos me convertía en visionaria,
en vigía de tu voz,
en fugitiva de las reglas asociadas a lo común,
o en estandarte recién nacido oteando sin pudor
lo políticamente incorrecto.
Resultaba interesante intercalar cada episodio,
cada estallido de luz,
cada filamento abierto,
inaudible, sí,
pero sensibilizado con el dolor
el placer
el llanto
la risa
o el intento de trascender.
Y de todo aquello aprendí que...
-se puede atrapar en una mano el vértigo de transitar hacia adentro,
para arrojar desde la otra mano lo que se resiste a morir-.

Suerte, mi querido amigo.




Els Visitants.

viernes, septiembre 08, 2006

Mirada flotante



Existen noches durante las cuales,
el único elemento donde poder asir mi sombra esperpéntica, es una superficie rodeada por boyas de extensa mirada flotante.
Sobria y acorchada, como dibujando ese límite donde los ojos ya no pueden percibir con exactitud la realidad de las cosas.

De pronto, no existen fuerzas capaces de someter a ninguno de mis músculos. Y es allí, donde anclada en mi silencio y atada a mi insignificancia, ya no hay más revoloteos que los de una onda despistadamente expansiva.

Un pasillo con ecos, ...
[el eco, esa voz de ¿quién?]
recovecos vagamente expresivos que resuellan bajo una aparatosa mueca de desconcierto, y al borde de esa laguna existencial llamada mente.

Mis manos, que alguna vez fueron portadoras, ya no ofrecen nada.
Y mis ojos, cansados ya, se clavan lentos y dejan de mirar...
Sólo fluctúan a expensas de otras naturalezas, otra motivación, otras dimensiones.
Se nutren de otra movilidad...
Adqusiciones impropias tales como esa arena mojada por los océanos, con ese olor a podredumbre del que me siento incluso enferma en otras situaciones, pero que ahora no.

Floto y no me apeo ni en lugares ni en apariencias.
Sólo respiro y ondeo mi extraña figura fantasmal bajo las aguas de un tornado que me expulsa,...no hacia el exterior, sino en pos de una profundidad aún mucho más oscura, más demencial, más inagotablemente infinita.

Sin embargo, me agrada esa sensación de sentirme engullida por unas fauces que apenas me ahogan. Ya no hay forcejeos, ni presiones ni resistencias.
Parezco pender de la capa húmeda y brillante de esa lengua bífida, donde un poco más abajo sólo existen los restos de un envejecido veneno que ya me es inocuo.

El hecho se va calibrando por sí sólo, dejando así que el agua fluya y me recorra y me arrastre cumpliendo su función, su efecto exfoliante, tal y como contactan las gotas de lluvia por cada burbuja de aire cuando caen, alisando pacíficas cada rugosidad de la atmósfera.

Puedo sentirme deriva ante ese deseo constante de no querer pertenecer, pertenecerte o pertenecerme.
Puedo compenetrarme con ese momento capaz por sí sólo de descorchar ese misterio de mí misma que,...a veces pide a gritos extralimitarse sin que nada ni nadie se dé cuenta de ello.

Ni siquiera yo misma.

Déjà Vu

El
OjO de Pez
de la memoria.


San Sebastian.

Esa sensación de retroceso, de volver a caminar por las mismas calles, de mirar con cercanía los mismos edificios; ese conocimiento inhabitado en alguna parte, esa holgura en la conciencia que nos permite remover lo inamovible, tocar lo intangible, abstraernos en ese desconocimiento familiar.....todo eso me sucedió en una ciudad por la que nunca pasé, llevándome a su vez a otro lugar del que nunca supe sino a través de los mapas. Se llama París.




Algún día viajaré a París.


Marguerite Yourcenar

"Una parte de cada vida, y aún de cada vida insignificante,
transcurre en buscar las razones de ser, los puntos de partida, las fuentes.
Mi impotencia para descubrirlos me llevó a veces a las explicaciones mágicas,
a buscar en los delirios de lo oculto lo que el sentido común
no alcanzaba a darme.
Cuando los cálculos complicados resultan falsos,
cuando los mismos filósofos no tienen ya nada que decirnos,
es excusable volverse hacia el parloteo fortuito de las aves,
o hacia el lejano contrapeso de los astros."

Sagrada fragilidad


Es silencio lo que precede al agravio.
Al fondo está la ruína sollozante.
Sus dedos emergen altivos,
implorantes,
acusan eternidad.
¿Sobrevivirá?





martes, septiembre 05, 2006

Els Visitants

Próxima actuación: Domingo día 10 de Septiembre.
Lugar: Laguna de Duero (Valladolid)


El año pasado por estas fechas Ferrán me invitó a presenciar el maravilloso espectáculo pirotécnico llamado Fam de Foc.
Y allí me presenté, llena de curiosidad por conocerle a él y con una cierta dosis de valentía por querer infiltrarme en el fuego. Porque, no basta con mirarlo desde lejos.

Para todas aquellas miradas que despistadamente recaigan sobre esta linea, dejo el enlace de su página web:

http://www.visitants.com/webpages/indexval.htm

Pinchar donde dice: Espectacles en gira.


Queda pendiente un testimonio gráfico, ya que, perdí todas las fotografías hechas el año pasado, lamentablemente.
La mirada de Ferrán es terrible!, jajaja.
Si no fuera porque....

Podría, con muchísimo esfuerzo, recuperar aquel texto que empezaba diciendo:
''Naciste azul,
de la intensa marea..'',
pero ahí me bloqueo y ya no recuerdo más.

Un apunte y un poema.


El silencio es mi fuerte. Creo llevarlo con la mejor de las actitudes.
Hay demasiadas cosas que nos expanden.
Y me -e x p a n d o- atada a sus vértices como un manojo de nervios con dedos extendidos.
No hay que confundir lo intrascendente con lo superfluo.
Aparenta insignificancia, pero no.
No hay que olvidar que cada paisaje, aún reinventándose al arbitrio de las sombras, siempre tiende a habitarnos.

Y ellos transcurren lúcidos.
A veces, incluso
trístemente idealizados.

¡Qué fragilidad si no pudiésemos acariciar tan hondas expresiones febriles!
(dirían algunos poetas)

Pero,
podría tratarse de infinitos no creados.
Se sontienen a pulsos.
¿Quién los alimenta?
Una especie de tela de araña motivada por un viento irresistible.
Gritos ambulantes que se asemejan a los nudos de un pensamiento que necesitamos inmortalizar.


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CONFIESO
"Siento no tener el equipaje
que exigen todas las absurdas
circunstancias.
Me excuso por las cien torpezas
diarias,
por los errores grandes y chiquitos,
por la bella tontería,
por la cuerda voluntad de mi
vergüenza.
Soy aldea pequeña,
de diminutos espacios,
selvas y llanuras adornadas
con flores que tiemblan silenciosas.
Soy la dulce respuesta de la pregunta
que no nace"

de VIVIANE NATHAN.


domingo, septiembre 03, 2006

Se nos cuela Septiembre





Recuerdo haber escrito alguna vez sobre septiembre. Un mes que marca el comienzo del fín del verano, y que en esta ciudad se acomoda con aires de fiesta. El aire huele a confite, a pólvora, a perfume de goma, a churros recién fritos y a montaditos de lomo. Gastronomía pura es lo que humea por las calles. Calles que días atrás bostezaban de aburrimiento tras la estampida ocasional que el mes de agosto genera en lugares como este, exentos de playa, brisa refrescante o chiringuitos enfilados en paseos marítimos.
Es tiempo de salir a la calle, dicen. De rodar como una peonza de peña en peña. De engalanarse hasta la última punta del cerebro con brillantina, con un pañuelo enganchado al cuello, y con el alma enjuagada de sangría resistir cada exceso con bravura. Como posesos y a embestidas, como lo hacen los auténticos miuras un poco antes de desfallecer sobre la arena del ruedo.
'Gira gira carrusel', como aquella antigua canción de Ana Belen y Victor Manuel. Canción que sin duda me recuerda una época plagada de restricciones, donde septiembre para mí significaba no sólo volver al instituto, a los libros de texto o al cambio radical de la estación. Salirme del camino, bordear el abismo de lo prohibido, despojarme de prejuicios insostenibles, o sencillamente dejarme ser, constituía para mí un enorme reto. Algo que, en septiembre, ya no ahogaba tanto.


Dejemos que fluya la música.

http://www.deadboots.com/muzic/toonz/tori/1994-04-09-AmericanPie-SLTS.mp3