lunes, noviembre 12, 2007

Detrás de tí



Dicen que el Hidebehind es una especie de espectro, una sombra que todos llevamos detrás de las espaldas y que nunca podremos ver por la rapidez de sus movimientos. Eso cuenta la leyenda.
Jorge Luis Borges en uno de sus libros nos lo cuenta así:

...”La mitología de los campamentos de Wiscosin y de Minesota , incluye
singulares criaturas...
...Entre ellas el Hidebehind, siempre está detrás de algo. Por más vueltas que
diera un hombre, siempre lo tenía detrás, por eso nadie lo ha visto, aunque
ha matado y devorado a muchos leńadores...”

Todo esto viene a colación por la última película que acabo de ver, Hierro 3, y de la que más abajo dejo el trailer.









Decir que me sorprendió su argumento.
Y que, si bien al principio me estaba costando meterme en la historia por parecerme disparatada, al cabo de un tiempo logró engancharme por su belleza visual.
Cuando todo termina, es cuando irremediablemente afloran las reflexiones más inmediatas.
El hombre más poderoso del mundo es el que está más sólo.
Eso lo pensé una vez, hace casi 30 años, y hoy no se por qué lo recordé.

Plancho, luego existo..




Hoy no sonó el despertador, aunque claro,...tampoco hacía falta. No era el momento.
Sin embargo a eso de las ocho y cuarto de la mañana, mi reloj interno y su terca naturaleza de huésped 'non grato', se introdujeron sin piedad entre la telaraña de los sueños y el potente chorro de luz amarillento que atravesaba la ventana.
Tranquilízate, es domingo, ¿es que no lo oyes?
Claro, en eso se sustenta la actividad diaria, o la vida misma, en el ruído,...¿será?

(silencio...)

Entonces permaneceré recostada un poco más (me dije), con la mirada aún espesa, ilegible, lenta en ese deambular impreciso entre ese bosque inanimado de sombras deformadas que bostezaban sobre la pared, tratando de...
¿organizar ideas?,
¿pensamientos?,
de analizar... ¿sucesos ocurridos?, ¿por ocurrir?,
o simplemente... abandonarme en esos instantes banales pero placenteros que preceden al,
¿pienso, luego existo?

Mmmm...

Pronto llegó el primer estiramiento, el crujir de las articulaciones, el revuelo de las sábanas, la ventana abierta de par en par junto a la simultanea bofetada de aire frío.
Y allí, la ciudad desconocida. (es domingo)

Después llegará el humeante café, las tostadas, las tempranas caladas del mejor de los cigarrillos del día, y cómo no...un viaje alucinante por unas cuantas páginas de prensa.
Es decir, un flash black terrorífico de noticias de todos los colores capaces de,...o bien darte ganas de llorar (las más veces), de reír (las menos), o de...las algunas raras veces, pincharte con una aguja para cerciorarte de que aún estás ahí, estás viva y eres capaz de sentir. (¿se entiende?)

Bien, pues para no ser cansina ya termino, pero no sin antes incluir (que esa es la razón de ser de este PosT) una reflexión un tanto,...digamos, original, o graciosa (aunque sin mucha gracia, pienso) escrita por Ana María Gallardo Beltrán a modo de carta en el diario El País.

A mí me gustó.
No se qué opinarán ellas.
Ellos, pues me lo imagino.


"Planchar es una actividad intelectual poco reconocida socialmente. Planchar debería estar recomendado por todas las autoridades, y de forma muy especial por las autoridades educativas. Plancho, y pienso. Planchar favorece el autoconocimiento, la reflexión sobre la actualidad, la toma de decisiones para las que la prisa diaria nos resta concentración... Pienso y sigo planchando.

Plancho y pienso en los datos que una mañana silenciosa de domingo he releído por tercera vez desde que aparecieron en su diario el viernes anterior: el 43% de los escolares de Secundaria repite curso; en mi comunidad, el 48,5%, y no precisamente por la bonanza económica, como dice el reportaje que ocurre en Baleares.

Plancho... y pienso en si yo fuese arquitecto y se me viniesen abajo la mitad de los edificios que proyecto; o en si fuese peluquera y a mi clientela no se le mantuviera el peinado ni el día que acude a la peluquería; o en si trabajara como médica, y no solucionara los problemas más elementales de mis pacientes... Plancho y sigo pensando, y la carga de la culpa amenaza con convertir en una urgencia médica la contractura muscular que me acompaña desde que empezó el curso (no piensen mal, no estoy de baja...).

Pienso, luego plancho, en los 131 alumnos y alumnas de Secundaria a los que intento enseñar algo: les aseguro que me esfuerzo. Pienso en los ¡32! que tengo en un grupo de 2º, en el que además algunos son de Integración; en que cambio de aula, de grupo, de edades y de materia cada 55 minutos, y en lo que me encuentro a veces, cuando me he desplazado para ello desde la otra punta del centro... Pienso en que, salvo excepciones, conozco sus nombres, sus caras, su nivel académico, su caligrafía, su ortografía, su sintaxis...

Pienso en que muchas veces al trimestre les devuelvo, porque los leo, trabajos con sus pertinentes correcciones y recomendaciones (y en este punto hago el cálculo aproximado, multiplicando por 131). Aún no he dejado de planchar, así que pienso en las tardes, y en los fines de semana, y en los días de vacaciones que dedico a procurar hacer todo lo que se supone que me lleva a hacer medianamente bien mi trabajo. Pienso en tantos compañeros y compañeras que trabajan como yo, más que yo... y que seguramente también estarán pensando en estos datos. Seguro que desean, como yo, que se nos estudie con la misma intensidad con que lo ha hecho el informe PISA a nuestro alumnado, porque los que todavía no estamos enfermos nos vamos a poner, y entonces sí que los porcentajes no tendrán remedio.

Estoy terminando de planchar y pienso que será conveniente que los próximos resultados del Informe PISA me pillen planchando."