jueves, octubre 26, 2006

Sucesiones



Sucede que el tiempo se colgó hoy de esa parsimoniosa fibra óptica de mis dietas azuladas. Es una presencia que se antoja inactiva y tenue, lamida y sin rebuscamiento.

La tristeza.

Es otro cielo que flota superpuesto a todas las partículas. Un estado opaco con gentiles atavíos.

La llanura.


Se ciñe una caricatura tierna a esa mirada caótica que frunce todo el gesto de este rostro.
Una concesión de páginas que diluvian sonrientes.


El reflejo.


Un tumulto de serenidades que se perciben en humaredas aplastadas. Se llena el aire de pinceles, de lineas y de sombras.

Los trazos.


Se cuartea la boca, ese pasadizo por donde se expulsa la vida y la muerte.
Más que decir, se oculta bajo la lengua.


El silencio.


Todo gira..

Se vuelve posibilidad,

Se sucede aleatoriamente.




Esto sólo fue una imagen congelada.




La presencia.



Este post ya fue publicado en agosto, al poco tiempo de comenzar esta andadura. Sin embargo tras la migración no puede visualizarse pinchando sobre el enlace, (no se si por imprecisiones del sistema o por error mío) aunque sí aparece al desplegar el mes de agosto. (mejor dicho, aparecía, porque ya no) Todavía no he probado (por pura dejadez) el etiquetado de los temas ya expuestos, ni tengo la menor intención, de momento. No sabría identificar cada cosa dicha con nada en particular, a excepción de un par de cosillas. Desorden 'existencial',...que se llama.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Si pudieras escoger un pedazo de luna lo tomarías? O si te fuera dado tomar una parte del paisaje más apartado, sin escrituras, sin compromiso. También sin posesión. Unicamente porque piensas que ahí quedarías bien y a nadie incomodarías. Pues bien, yo me pienso tomar este espacio para mí, como un reducto donde venir a desbrozar algún pensamiento sin más huella que la dejada en una trastienda.

Como administradora podrás evitar que este comentario y los sucesivos salga en "recientes" y así permanecerá oculto a los visitantes, mientras vago por los elementos que has dejado ahí como si fueran mi casa.

Anónimo dijo...

¿y por qué esa afición al 'oscurantismo'?

Si es por mí, ni lo dudes.
Adelante.
Es todo tuyo.

¿Algún 'pero' más?

La administradora. Ja!

Anónimo dijo...

Me atrinchero con la misma sensación de canallada, de ocultamiento, de tregua en la batalla global por un pedazo verdadero de luz....

Y la imagen es la punta vibrante de una espada que anhela hundirse en la carne viscosa de ese olvido

Plural, como la llamada agonizante de un ....

Anónimo dijo...

Tengo una nostalgia pálida.
Como si estuviera presente en todo momento pero sin la repercusión necesaria.
Olvido con facilidad lo que pienso, o aquello que considero necesario expresar.

No me queda mucho de aquello, ni parezco ser yo la portadora de semajantes espejismos.

No te cortes.

De un... ¿?

Anónimo dijo...

Si aquello que sólo recuerdas con pálida nostalgia estaba lleno de incongruencias, como si de unas hipotéticas vacaciones en el Disney del Vaticano o la escandalosa intromisión de una compañía de teatro en plena sala de tu casa se tratase, ello podría deberse a la saturación que tales eventos producen en nuestro sistema nervioso, aconsejándonos huír de la posible repetición.

(la frase que termina en puntos suspensivos puedes completarla con alguno de esos comodines que utilizan los charlatanes - vale decir, aquellos para quienes hablar es una simple necesidad existencial- y que tan desgastadas se encuentran desde el principio: loco, amor, desesperado)

Anónimo dijo...

A mí no me convence ese tal "Anonymous";pretende tener la vocería de todos nosotros, como si nos hiciera falta su mal humor... Menos mal que no le haces caso, gestora bella, y dejas que se revuelque en su frustración

¿No puedes dedicarte a tus propios asuntos, descarado intruso? Si ella dice que algo es pálido o encendido no es para que te lances a hacer interpretaciones rebuscadas con similitudes peregrinas. ¿Qué tiene que ver el Vaticano o la dramaturgia con lo que ella dice? Más te vale abandonar esa postura grandilocuente si es que piensas pasar algunos días más aquí. Fíjate en mí: sobrio, equilibrado, desprendido...

Ahora ¿porqué no te identificas como es debido? Yo también soy anónimo y tengo derecho a entrar aquí pensando cosas gratas, pero el ver mi nombre asociado con tus oscuros pensamientos siento deseos de pedir tu expulsión, de verdad

Que no te incomode esta pequeña disputa, tolerante y dulce dueña, pero es que cada que leo las proclamas de este grotesco individuo siento deseos de venir en tu auxilio para ponerlo en su lugar

Atte

El verdadero anónimo

Anónimo dijo...

..

Por mí puedes decir lo que quieras, estimado rey de los anónimos; no te guardo rencor por esa inoportuna aparición, ni me propongo anunciar a los cuatro vientos la inútil arrogancia conque dictaminas sobre quien puede quedarse y quien debe irse de aquí ¿De qué valdría eso? Nadie me escucharía en una noche como esta, cuando por todo el pequeño globo se realizan estridentes festejos de fin de año y las alegres gentes enrojecen de felicidad o las menos alegres de amarga ira. Mejor quédate aquí y celebremos juntos la quietud con que transcurren las horas cuando no hay espera y esa frescura que corre entre las altas rocas circundantes, tan duras como nuestra decisión de seguir la misma huella.

Mira, tengo aquí un juego de cartas, echemos una mano y juguémonos el derecho a herir la indiferencia de este cielo inmenso: el que gane le cantará con toda el alma a la libertad y el que pierda lo hará con el mismo brío a la condena. Con nuestros gritos quizás hagamos un dúo tan discordante y altanero que la misteriosa aurora no tenga más remedio que convertir en playa de luz este paisaje...

¿Vale?

Anónimo dijo...

- ¿Qué pasó hermano?

- No sé, creo que nos quedamos dormidos. De tanto gritar, el sueño nos dispersó en medio de las rocas...

- Puedes ser. ¿Ves alguna luz? ¿me habré quedado ciego?

- No hermano, no estás ciego, a menos que yo también lo esté, es sólo que no ha llegado el amanecer y las estrellas se han ido.

- !Qé extraña sensación, es como si llevara dormido unos veinte meses!

- !Eso es mucho tiempo hermano! Pero sí, el número veinte también ronda mi cabeza.

- ¿Donde hay que buscar la explicación: en la naturaleza que caprichosamente apagó sus baterías, o en nosotros que no merecemos ni un mísero destello?

- A ella no la podemos cambiar, hermano, y, en cuanto a nosotros, covertimos la fiesta en una patética agonía, así ¿quién querría prestarnos su preciada luz?

- Es cierto. No se me ocurre otra cosa que el silencio para expiar tanto grito malogrado.