martes, octubre 24, 2006

Coexistir

No recuerdo bien el año, aunque bien sabe dios que..., en determinados momentos de la vida las lagunas son necesarias. Parece que brotaran de una muesca poco profunda. Inofensiva y estéril. Sin embargo, algunas veces hay algo que las atraviesa.
Las cuencas silenciosas por las que transcurre su existencia se convierten en trazos sinuosos de rara belleza. Un concierto de rumores antiguos contacta con la suave superficie de un barniz que ya no encubre, sino que deja a la intemperi
e esa extraña imagen que una vez despierta, gira en torno a sí misma transformándose en Esfera.
Círculos concéntricos que se prenden como un j
uego irresistible a la quietud de una mirada que se torna exclavizada, pero todavía serena.


¿Qué habrá sido de este árbol?
¿Y de aquellos ojos terriblemente azules que me hablaron por descuido de un futuro, con esa ternura intolerable capaz de romper la barrera más sólida de mi existencia?

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Dejo un poema perfecto para esta hora. Simplemente.

De Gioconda Belli
"Asomada a mi garganta
contemplo la selva de mi interioridad
azotada de viento,
erosionada por múltiples inundaciones.

Dicen que el tiempo lima las protuberancias del alma,
gual que el agua de los ríos torna en suave mejilla
el contorno de las piedras.
Que la memoria aprende a ojos cerrados el inmutable perfil de las riberas
y un día de tantos se llega al final del asombro,
a la intuición certera de lo impredecible.

Pero yo no parezco encontrar certidumbres en la madurez.
Cuando mis ojos penetran en el follaje del pecho
donde se agazapa mi corazón
las veredas holladas una y otra vez por mis pasos
son como el pasto lleno de tigres de Rousseau.
Humedades, estaciones imprevistas
atizan la floración de selvas inmediatas
y árboles sin experiencia
ingenuos escaladores del cielo
batallan rama a rama por un claro
desde donde asomarse
al lugar que vislumbraron
cuando soñaban germinar.

No presiento en mí el instinto migratorio
apartándome de estos bosques fecundos
donde las experiencias se acumulan cual trozas
olorosas a detritus;
donde la mano del huracán me abate con palmeras
y no hay otra manera de enfrentar a los insectos
que la desnudez.

De tiempo en tiempo pienso en terrazas frente al mar
donde sentarme a envejecer
pienso en la visión de las copas de los árboles,
percibida en el silencio.
Pero los tucanes y oropéndolas
eljaguar y el ocelote
lo primitivo y salvaje que ha quedado sin revelar
esgrime su irresistible tentación tras la tersa ilusión del horizonte.

Viajera en pos de lo profundo e ignoto
Mujer con el alma agujereada por los colibríes
desecho la memoria del desván donde guardé escudos y encantamientos
para proteger esta piel vulnerable al rasguño
y abrazo vociferante y temblando
el huracán, el tornado, la tormenta.

Desde la espesura de mis pulmones
reclamo sin arrepentimientos
la carne viva, las llagas
el ojo sin miedo
de la juventud. "

4 comentarios:

Elvira dijo...

ingenuos escaladores del cielo
batallan rama a rama por un claro
desde donde asomarse
al lugar que vislumbraron
cuando soñaban germinar

Ysa dijo...

Este poema me tocó, tiene un no sé qué llamado alma desnuda, de esos escritos in the flesh. Precioso.

Un abrazote Chus,
Y.

Chus dijo...

Elvira, no tiene nada que ver, pero nada nada, pero te reto a que traigas aquel 'No sé cómo te las arreglas...' (etc) -- > se me ocurrió de repente. Recuerdo el efecto que le produjo leerlo a aquel 'duendecillo' que se pasaba la vida tarareando canciones de Ismael Serrano. Casi se me muere de la emoción, sobre todo imaginando el tonito tusho al recitarlo. (dios mío!, cuánto tiempo ha pasado de aquesho!)
Como aquel que dijo:
''El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos,
el amor no lo reflejo..
..como ayer''

Muaaaaaaa.

Ysabel, Gioconda Belli es pura revolución, pura 'transgresión' no sólo en cuanto estilo o argumentación poética. Una mujer implicada hasta los huesos social y políticamente también. También es, la seducción.

Dejo una pequeña muestra más:

Vestidos de dinamita

(escrito en el exilio)

''Me tengo que ir a comprar las pinturas con las que me disfrazo todos los días para que nadie adivine que tengo los ojos chiquitos (como de ratón o de elefante). Estoy yéndome desde hace una hora pero me retiene el calor de mi cuarto y la soledad que, por esta vez, me está gustando y los libros que tengo desparramados en mi cama como hombres con los que me voy acostando, en una orgía de piernas y de brazos que me levantan el desgano de vivir y me arañan los pezones, el sexo, y me llenan de un semen especial hecho de letras que me fecundan y no quiero salir a la calle con la cara seria cuando quisiera reír a carcajadas sin ningún motivo en especial más que este sentirme preñada de palabras, en lucha contra la sociedad de consumo que me llama con sus escaparates llenos de cosas inalcanzables y a las que rechazo con todas mis hormonas femeninas cuando recuerdo las caras gastadas y tristes de las gentes en mi pueblo que deben haber amanecido hoy como amanecen siempre y como seguirán amaneciendo hasta que no nos vistamos de dinamita y nos vayamos a invadir palacios de gobierno, ministerios, cuarteles... con un fosforito en la mano.''

Gioconda Belli.

Otro abrazote para tí, preciosa.

Ysa dijo...

Eso si se llama quitar el velo y delatarse, es cierto lo que dices, mezcla seducción con dureza o crítica o desprecio incluisive.
Muy contemporánea su poética, gracias por compratirlo guapa.

Un abrazote.